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Saldrás de la cárcel

José había sido traicionado ya dos veces, la primera vez fue alejado de su padre debido a que sus hermanos lo vendieron como esclavo y la segunda vez se debió a que a pesar de todo su esfuerzo por servir con excelencia a su patrón Potifar, esto no impediría que este no le creyera cuando su esposa mintió y ahora lo mandarían a la cárcel.

José era solo un joven, no era perfecto y los golpes que había sufrido eran muy duros. La vida no parecía sonreírle y la suerte parecía ser ajena a él.
Imagínense aquella escena, un joven inocente siendo llevado a rastras hacia una prisión, es imposible no creer que durante el trayecto no gritara: ¡Soy inocente! ¡No me arresten! ¡Se han equivocado!
Aquel joven es arrojado hacia una celda fría y oscura, un poco de paja será ahora su cama y una gran roca su almohada.

José se ha pasado toda la vida haciendo lo correcto, esforzándose por ser un buen hijo, siendo excelente con Potifar, pero él no recibe recompensas y cada vez parece encontrarse peor.
Sus gritos se escuchan en toda la cárcel: ¡Déjenme salir! ¡Se han equivocado!
Pronto se da cuenta que gritar no resuelve nada, se encuentra totalmente solo sin nadie que pueda ayudarlo o defenderlo.

El miedo es tan grande que no puede permanecer de pie, sus lágrimas corren por su rostro y sus manos comienzan a temblar. Los sueños que tenía de niño parecen lejanos, el poder ver a su padre con vida pareciera que es imposible.

Pero aquel joven lejos de darse por vencido hace una oración, recuerda las historias de Abraham de como espero cien años para que naciera su hijo Isaac, recuerda como Isaac se hizo rico sembrando en plena crisis, recuerda como su padre Israel río después del tardío encuentro con su hermano.

A pesar de las dudas, de los problemas y las circunstancias aquel joven ve nacer la esperanza en su corazón y aunque se encuentra solo en aquella prisión, él puede sentir el cálido abrazo de Dios acogiendo su corazón, llenándolo de fe y diciéndole: Tú vas a salir de la cárcel.

Al llegar la mañana aquel joven sonríe y trabaja de la misma forma como lo había hecho antes, con excelencia y sinceridad.
José era un chico inteligente, gentil y esperanzador, los jefes de la cárcel notaron algo valioso en él y deciden ponerlo a cargo de la prisión, él no quiere ser jefe, él quiere salir de allí pero eso no impide que cumpla su labor con la misma excelencia de siempre.

Los años pasan, no fue fácil soportar estar en aquel lugar, no ha sido fácil crecer, ni mantener la fe pero él sigue de pie confiando en que Dios lo sacará de allí.
Y el día llega y José es llamado por el faraón, ese día José reirá como nunca, todo su pasado fue una práctica para poder lograr sus sueños, Dios tardó pero nunca lo olvidó y jamás lo abandonó.

No importa que pruebas estés pasando o en donde te encuentres, no pierdas la fe, Dios te sacará de esa cárcel y te llevará a cumplir tus sueños.
Sé cómo José, sé excelente y no pierdas la fe, no te rindas porque Dios te está abrazando y te está diciendo tú saldrás de esa situación, tú saldrás de esa cárcel y haré algo grande contigo.


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